El domingo pasado, me encontraba en pijama, acostada en la sala de mi casa pensando qué haré de mi vida –no, no les estoy preguntando amigos, gracias por sus sugerencias de meterme a trabajar–. Como ya estaba harta de pensar en eso, digo “sea lo que sea, ya se lo llevó su pinche madre” así que enciendo mi TV y pongo Netflix esperando que lo que sea que fuese a ver no me rompiera la madre emocionalmente como lo hizo la Segunda Temporada de ‘Love’. Pinche Mickey. Pinche Gus. Pinche vida.
Después de seleccionar mi perfil, aparece como recomendación principal ‘Ingobernable’. Me quedo pensando por 2 segundos y digo “pues vamos a verla alv aunque ya me conozco los delirios de Epigmenio Ibarra pero su hija está súper bonita”. Y pongo play.
Efectivamente, hablar de ‘Ingobernable’ requiere conocer quién es el creador: Epigmenio Ibarra. Argos, la casa productora, ha creado buen contenido que he tenido el gusto de ver, programas como 'Bienvenida realidad' que logró plasmar el día a día de jóvenes de cierto sector social, haciendo sentir esa cercanía tipo 'Soy tu fan' con lugares en donde tú y yo nos hemos puesto pedos y usando expresiones como “ponerse pedos”. También vale muchísimo la pena mencionar 'Las Aparicio' –olviden que existe la película– ¡Qué belleza! Una familia de mujeres fuertes e independientes, unas chingonas para acabar pronto. Donde se habla abiertamente de la sexualidad humana que va desde poliamor, bisexualidad, etc. y problemáticas sociales –que si bien no están lejos de la realidad, siempre se mantuvieron acorde al universo ficticio de la serie–, donde la perfecta abogada Mercedes Aparicio siempre luchaba hasta alcanzar la justicia. Ay, la amo. Ok yaaa, seguimos.
Sin embargo, el señor Epigmenio Ibarra también le entra de lleno a las series con trasfondo político. Ha hecho cosas como ‘Infames’ donde la trama sólo me tuvo hasta el 7 capítulo pero contó con un súperpersonaje sorpresivamente bien interpretado por una impecable Vanessa Guzmán: Ana Leguina. Y cosas buenas como las primeras dos temporadas de ‘Capadocia’ en mancuerna con HBO. Una chulada, el ‘Orange Is The New Black’ mexicano aunque sin la comedia negra y todo lo que nos hace amar OITNB (Laura Prepon), pero con sólidas interpretaciones y una puesta en escena sobre qué pasaría si se privatizara el sistema penitenciario. Lo que comparten ambas es simplemente lo siguiente: la pretensión de Ibarra siempre termina arruinando ideas buenas. Sin Ana Leguina, ‘Infames’ es un fume total, sobre todo el final que sí vi. La tercera temporada de ‘Capadocia’ destruyó lo logrado en las temporadas anteriores otra vez gracias a los fumes de Ibarra.
‘Ingobernable’ sufre de lo mismo: la pretensión y los megafumes de Ibarra, aunando la publicidad. No sé a ustedes pero a mí me vendieron que iba a ser una serie donde se plasmaría la cada vez más desgastada relación entre la Primera Dama y el Presidente que neta me sonaba a Rivera-Peña Nieto. ‘Ingobernable’ no es eso, pero es tanta la pretensión que sientes que te quieren meter con todas sus fuerzas que es una mezcla de ‘House of Cards’ y ‘Narcos’ pero con Mexican Power, goeeey. Por lo tanto, la serie tiene mi total atención hasta el ¿tercer? capítulo. Todo es un desmadre y la historia ha avanzado apenas nada. Le grito a mi TV: “Pinche Kate no eres La Reina del Sur, échale ganas, y neta esa doble caminando en Madero no rifa ¿Por qué no eres túAHYAMEACORDÉ”. Decido que la serie no merece toda mi atención pero aún tiene mi curiosidad, así que me dedico a organizar mis archivos en la computadora mientras la “veo”. Multitask, bitch!
La trama se puede resumir sin spoilers de la siguiente manera: matan alv al Presidente que antes de serlo era bueno y que durante sus dos años de mandato nada más se dedicó a cagarla, la única sospechosa es “la mujer que dejó al Presidente” quien obvio no es la asesina y quien a pesar de ser una niña rica y sin ningún entrenamiento, al parecer puede contra todos los soldados y sicarios, cual Chuck Norris. Luego de superar las pretensiones de todo el equipo detrás de ‘Ingobernable’, la veo como lo que es: una serie con un guión inverosímil, malo, con actuaciones equis y sólo dos personajes interesantillos, pero que sigo viendo porque tiene ese algo que te deja picado aunque en el fondo sabes que va a ser una reverenda mamada. Si la ves con esta visión, está entretenida, es como esas películas donde al protagonista le tiran mil balazos y sigue intacto y puede con todos. Le concedo que tiene momentos que te ponen a pensar y cuestionarte si ciertas cosas que muestra están pasando en este momento, mientras estoy en pijama acostada en mi sala…
Después de aproximadamente 7 horas y media, termina la serie –que denota una OH GOD segunda temporada– y yo tengo la computadora, el iPad y el celular más ordenados EVER.
A PARTIR DE AQUÍ SON OBSERVACIONES, POR LO TANTO SPOILEEEEEEEEEEEEEEEEERS.
Si sigues leyendo: yaaaaay! Aquí vamos. Pongo el primer capítulo y en menos de 10 minutos ya ponen una escena lésbica que me hace pensar “apenas voy entrando y ya están soltando vergazos… ah no”. El punto es que está chingón que haya visibilidad pero está más chingón que en serio esas escenas ayuden al desarrollo de la trama. Después te das cuenta que así es, pero sólo si recuerdas a los personajes que en ella salen, en resumen: esa escena está de más en el primer episodio, iba más adelante, pero heeeey, captaste atención. Y no mames, qué buen toque que la hija del Presidente no sea heterosexual –y que no se haga un drama de ello ni que se le ponga una etiqueta–.
Los agujeros en el guión son abismales, tanto que creo que Emilia (Kate del Castillo) debía esconderse ahí y no en Tepito. Hablando de Tepito, debo admitir que creo que fue un excelente recurso en el guión. Hasta un poco romántico ¿Qué lugar en nuestra bella CDMX tiene armas, criminales, hackers hermosos (LOL), la capacidad de producir y distribuir un video en formato DVD a sólo 10 pesitos con la confesión del Líder de las Fuerzas Armadas, todo ello con el plus de generar un sentimiento tan fuerte de lealtad y protección al barrio? Tepito. Lo romántico aquí es “tienes los recursos, de manera ilegal, para defender lo que es correcto, con ayuda del barrio unificado”. Lo que no sabía que tenían era a 5 cabrones que le ganen a las fuerzas de inteligencia, al ejército, a sicarios y que sea todo un equipo de rescate. Wow, definitivamente todo se encuentra en Tepito, y si no, te lo clonan.
Creo que no he mencionado lo suficiente que Eréndida Ibarra es hermosa. Bueno, Eréndida Ibarra es hermosa. Su personaje es lo más “ah ok jajajajaja” de la serie, no hay otra forma de describirlo. Al final va y mata a súper… ¿soldados? ¡ella solita! buenoooo, pero es que trabaja con la CIA… o quién sabe con quien, ni ella sabe. Mejor te veo en Sense8, en mayo, YAAAAAAAAY.
Siguiendo con los personajes, el interpretado por Luis Roberto Guzmán es lo que más odié de todo esto. El cabrón de repente se saca un pésimo acento de ¿colombiano? y da tanta hueva que si Eréndida Ibarra no lo mataba, yo lo estrangulaba con mis propias manitas. Qué horror. El que interpreta a Canek a veces no se le entiende, también se hubiera muerto alv. Y los demás personajes están tan equis que si se hubieran muerto todos alv, no habría ningún problema conmigo. Sólo dos personajes lograron interesarme: la fiscal Patricia Lieberman, neta quería conocer un poco de su historia, tal vez porque me recuerda un poco a Mercedes Aparicio. Y con el plot twist que hicieron al matarla, sí me sorprendieron y lamenté su muerte, así como la de su asistente y “asistente” de la hija del Presidente, Daniela Hurtado. O sea, hasta en esta serie matan a la pareja gay que se ama. Los odio.
El final de temporada neta no te deja esperando con ansias que haya una segunda temporada. Nunca nos hicieron simpatizar con la hija del Presidente, la mujer todopoderosa que maneja todo NUNCA nos la presentaron ni un segundo y no me da curiosidad conocerla, el plot twist del padre es lo mas mñeh del mundo y Emilia ya debería estar muerta.
Dejé lo mejor para el final: LOS CENTROS DE DETENCIÓN CLANDESTINOS. PUTA MADRE. Ahí sí tuvieron mi total atención. Que el TEPITO SWAT fue una reverenda mamada, lo fue. El punto es ¿qué tan alejado de la realidad está esto? Sin meterme a cuestiones específicas de nuestro país, qué bien lograda estuvo toda esta cuestión en esta pinche serie: la atmósfera, los actores, la locación, el llamado de Canek a ‘La Mosca’… la incertidumbre, el coraje, la impotencia que genera esta representación de algo tan deshumanizante y que puede estar tan cerca de nosotros, pasarle a cualquiera, es aterradora. Si el verdadero fin de ‘Ingobernable’ era presentarte una historia absurda para llevarte esta cuestión y hacerte sentir tan frágil y expuesto, recordar lo dicho por la fiscal “no hay verdades, hay perspectivas; no hay hechos, hay relatos” (Holi, Foucault), lo hizo bien. La cloaca en la que estamos es más abismal que los agujeros en el guión de esta serie.